Hace poco tiempo, tal vez hayan oído
algo en las noticias acerca de la nave espacial Voyager 1. Habrán oído hablar
de la heliopausa, o de un hito importante para la humanidad. Pero, ¿qué ocurrió
exactamente? Yo se lo explico.
Todo comenzó el verano de 1964,
gracias a Gary Flindro, un ingeniero aeroespacial del Jet Propulsion Laboratory del Caltech.
En una época en la que los esfuerzos de la carrera espacial entre EE.UU y la
URSS se centraban en investigar planetas cercanos como Marte o Venus, a Flindro
le fue asignada la tarea de estudiar posibles rutas hacia planetas más lejanos,
lo que le decepcionó enormemente. No obstante, se dio cuenta de que en la
década de los 70 se iba a producir un raro alineamiento de los planetas gigantes
(Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y se le ocurrió la idea de visitar todos
los planetas en un solo viaje.
La NASA no perdió tiempo y decidió
ponerse manos a la obra. Se enviarían dos naves hacia los gigantes gaseosos,
llamadas Voyager 1 y Voyager 2. Antes de nada, y para asegurarse de que todo
salía bien, dos naves fueron lanzadas a modo de avanzadilla, para ir abriendo
camino.
En 1972 se lanzó la Pioneer 10 y en 1973 la Pioneer 11, año en que a su vez llegaba la Pioneer 10 a Júpiter. Fue el primer objeto humano que llegó al planeta. Consiguió las primeras fotos de las nubes de Júpiter, y además hizo mediciones de la radiación que emitía el planeta. Se descubrió que si se hubiera enviado a las Voyager sin más, la intensa radiación habría destruido los circuitos y mandado a pique la misión. Gracias a ello, se pudo reconfigurar las Voyager con el fin de que pudieran soportar aquella radiación. En 1974 la Pioneer 11 volvió a mostrarnos imágenes de Júpiter, y en 1979 fue la primera nave en sobrevolar Saturno.
En 1972 se lanzó la Pioneer 10 y en 1973 la Pioneer 11, año en que a su vez llegaba la Pioneer 10 a Júpiter. Fue el primer objeto humano que llegó al planeta. Consiguió las primeras fotos de las nubes de Júpiter, y además hizo mediciones de la radiación que emitía el planeta. Se descubrió que si se hubiera enviado a las Voyager sin más, la intensa radiación habría destruido los circuitos y mandado a pique la misión. Gracias a ello, se pudo reconfigurar las Voyager con el fin de que pudieran soportar aquella radiación. En 1974 la Pioneer 11 volvió a mostrarnos imágenes de Júpiter, y en 1979 fue la primera nave en sobrevolar Saturno.
Ahora que las Pioneer ya habían
abierto el, era el momento de que las Voyager iniciasen su viaje. El 20 de agosto
de 1977, fue lanzada la Voyager 2, seguida por la Voyager 1, que se lanzó el 7
de septiembre de aquel año. A pesar de esto, la Voyager 1 fue la primera en
llegar a Júpiter, en marzo de 1979. Pudo acercarse al planeta mucho más de lo
que lo hicieron las Pioneer, y también estudió sus satélites (Io, Calixto,
Europa y Ganímedes), haciendo importantes descubrimientos. En julio de aquel
año llegó la Voyager 2, que tomó unas fotografías con más resolución que su
antecesora, en particular de su característica mancha roja, que resultó ser un
anticiclón del triple del tamaño de la Tierra. Descubrió una importante
actividad volcánica en la luna Io, y unas enormes fisuras en la superficie de
la luna Europa, que bien podrían ser casquetes de hielo.
La famosa mancha roja de Júpiter |
Erupción volcánica en Io |
Fisuras de la superficie de Europa |
Los científicos tuvieron que esperar
algún tiempo para poder hacer más descubrimientos. En noviembre de 1980, la
Voyager 1 se aproximó a Saturno. El tiempo de viaje se redujo considerablemente
gracias a la asistencia gravitacional, que consistía en tomar una órbita en
Júpiter con un ángulo adecuado que permitiera usar su gravedad para impulsar la
nave a toda velocidad hacia Saturno. Allí, se dedicó a estudiar sus fascinantes
anillos, la composición del planeta, y su famoso satélite Titán, aunque poco
sacó en claro, debido a la densa atmósfera que lo rodeaba. En agosto de 1981,
llegó la Voyager 2, que se acercó más al planeta y tomó imágenes de mayor
calidad, y descubrió nuevos anillos internos. También hizo mediciones de la
temperatura del planeta. La Voyager 1 abandonó la exploración de los planetas
para dirigirse fuera del Sistema Solar, mientras que la Voyager 2 continuó su
viaje hacia Urano en solitario.
Titán, luna de Saturno |
En enero de 1986, la Voyager 2 llega a Urano. Allí se descubrió un campo magnético muy similar al terrestre, aunque se hallaba torcido respecto a la rotación del planeta. También estudió la composición de sus delgados anillos, que apenas eran visibles desde la Tierra, y la particular superficie irregular de su luna Miranda, cuya disposición hacía creer que la luna saltó en pedazos en algún momento por una colisión, y posteriormente los fragmentos se volvieron a unir, formando una superficie desuniforme. Aparte de los datos físicos del planeta, no se hicieron descubrimientos especialmente sorprendentes.
Ahora ya sólo quedaba un planeta, en agosto de 1989, la Voyager 2 se aproximaba a Neptuno. Descubrió que tenía unos anillos incompletos, llamados arcos. Además, poseía una climatología muy activa, con grandes bandas nubosas y fuertes vientos. Tras analizar a fondo las características del planeta, la Voyager 2 se dirigió hacia Tritón, luna de Neptuno, donde descubrió gigantescos géiseres, que expulsaban nitrógeno a cientos de kilómetros de altura.
Arcos de Neptuno |
Géiser de Tritón |
Esta fue la épica misión de las naves
espaciales Voyager por los gigantes gaseosos. Pero la misión estaba lejos de
acabarse, pues ambas naves habían cogido un gran impulso gravitacional que les
llevaba hacia las estrellas. De hecho, tanto ellas como las Pioneer llevaban incorporadas
unas placas donde se envía un mensaje a posibles inteligencias extraterrestres,
en donde se especificaba la posición del Sistema Solar respecto a 14 púlsars, y
se señalaba el tercer planeta del Sistema Solar. Algo que muchos, entre los
cuales un servidor se encuentra, calificaban de extremadamente imprudente
señalar la localización de la Tierra a seres cuyas intenciones nos son
completamente desconocidas. Al margen de estas valoraciones, las cuatro naves
espaciales siguieron cada una un camino distinto. En 1998, la Voyager 1
adelantó a la Pioneer 10, convirtiéndose en el objeto hecho por el hombre más
lejano.
No obstante, a medida que pasa el
tiempo, las naves se van quedando sin energía, y su capacidad de transmitir
datos de ve seriamente mermada. La Pioneer 11 dejó de emitir en 1995, y la
Pioneer 10 en 2003, se hicieron intentos de volver a contactar, pero fueron
inútiles. Ambas naves continúan su viaje en silencio. No así con las Voyager, cuyas
baterías todavía les permiten seguir emitiendo. Se prevé que la Voyager 2 deje
de emitir en 2025, y la Voyager 1 entre 2025 y 2030. Unos objetos lanzados en
1977, y que todavía hoy están operativos, pone en manifiesto la elevada
capacidad del sur humano para conseguir lo imposible.
Ambas sondas se dirigían hacia la
helipausa, que es el lugar donde el viento solar se detiene por acción del
medio interestelar, y se considera la frontera externa del Sistema Solar. Hace
poco, en septiembre de 2013, la Voyager 1 detectó una densidad de electrones de
0,08 electrones/cm3, lo que indicaba que ya se había superado la
heliopausa y llegado a espacio interestelar. Esto suponía que la Voyager 1 era
la primera nave espacial humana que había salido de nuestro Sistema Solar, algo
equiparable a otros hitos como la llegada del hombre a la Luna.
Quiero recalcar la importancia de
este suceso para la humanidad, demuestra no sólo nuestra capacidad tecnológica,
sino nuestro espíritu aventurero, y por conocer lo desconocido, a pesar de que
no podamos hacerlo en persona. Por eso enviamos a un intermediario, la Voyager
1, que representa a toda la humanidad, y ya no es una simple máquina, no, es
algo más. Ahí van todas nuestras esperanzas, nuestra ilusión, nuestra ansia por
llegar más lejos que nunca, el vínculo entre la humanidad y las Voyager es más
estrecho de lo que quepa imaginar. Es posible que en un futuro volvamos a
encontrarnos con ellas, el reencuentro entre el Creador y la Creación, hasta
entonces, hemos de contentarnos con el recuerdo de sus hitos históricos.
A día de hoy, la Voyager 1 se
encuentra a 18,85 M de Km de la Tierra, y la Voyager 2 a 15,38 M de Km, y cada
vez más lejos. Pueden seguir su viaje, en la página de la NASA http://voyager.jpl.nasa.gov/index.html
.
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