Este
año, 53 a.C., César prevé un levantamiento de la Galia, al estilo del año
anterior. Por lo cual decide anticiparse a los acontecimientos. Los tréveros aún
no estaban pacificados, y enviaban emisarios a los germanos pidiéndoles ayuda
contra César. Por otra parte, los pueblos de los nervios, menapios, senones y
carnutes hacían preparativos para la guerra. Por no hablar, de Ambíorix, que
seguía instigando a su pueblo, los eburones, contra los romanos.
En
primer lugar, César se dirige a territorio de los nervios, y tras devastar y
saquear sus tierras, éstos se rinden. Posteriormente marcha hacia territorio de
los senones y los carnutes. Nada más llegar, piden perdón a César y se le
someten, César, por intercesión de los heduos, decide perdonarles. Tras esto,
se dirige a tierras de los menapios, y logra su rendición.
Mientras,
Labieno supo que un contingente de tréveros se dirigía a su posición con ánimo
de atacarle. Antes de que eso sucediera, tuvieron noticia de que César estaba
llegando para ayudar a Labieno, lo que les hizo desistir del ataque. Se refugiaron
en un campamento y esperaron la llegada de los refuerzos germanos. Labieno vio
aquí una buena oportunidad y salió en su busca. Acampó a poca distancia de los
tréveros, aunque no podía atacarles por estar en situación desfavorable, y además
los germanos estaban a punto de llegar, por lo que puso en marcha un plan. Fingió
que re retiraba. Esto les animó a los tréveros para atacarle. En seguida, los
romanos se dieron la vuelta, y lucharon en condiciones muy favorables, lo que
hizo que sus enemigos tuvieran que huir precipitadamente.
Al
fin, llegó César y ante esta situación decidió volver a cruzar el Rin. Para lo
cual construyó un nuevo puente. Al llegar al otro lado, los ubios dijeron que
no habían enviado refuerzos a la Galia. En realidad fueron los suevos, y César
fortifica un campamento cerca de su posición. Los suevos se retiran,
adentrándose en los espesos bosques de Germania. Tras lo cual, César regresa a
la Galia, y se dirige a atacar a Ambíorix, que estaba reuniendo tropas.
Ambíorix
se encontraba acampado en un bosque, cuando fue atacado por la caballería de
César, y sus soldados se dispersaron en todas direcciones. Ambíorix también
logró escapar y se ocultó en territorio de los eburones. César marcha allí y
dado que los enemigos estaban muy dispersos por el territorio, convoca a los
galos de muchos lugares y les invita a saquear aquellas tierras. Así, los
eburones fueron sometidos a un brutal y sistemático saqueo por parte de sus
propios congéneres. En parte, este saqueo fue una venganza por parte
de César, por el asesinato de Sabino y la legión XIV a manos de los
eburones.
Ante
esta situación, un contingente de germanos sugambros decide cruzar el Rin. Marchan
hacia la zona de Atuátuca, donde se encontraba Cicerón. El ataque les pilló
totalmente por sorpresa, y además parte de las tropas había sido envidada fuera
para recolectar recursos. Los romanos resistieron como pudieron hasta que
finalmente llegaron las tropas que estaban fuera y se abrieron paso por la masa
de enemigos hasta el campamento. Una vez ocurrido esto, los sugambros pierden
la esperanza y vuelven a cruzar el Rin.
Ambíorix
nunca fue capturado. A pesar de que ya no tenía ejército y se hallaba
constantemente perseguido. Logró escapar, y con una escolta de cuatro jinetes
vagaba sin rumbo, en condición de fugitivo.
De
este modo, la Galia de nuevo se encontraba en paz, y las legiones se fueron a
su cuarteles de invierno. No obstante, lo más difícil aún estaba por
llegar, estén atentos...
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