¡Saludos lectores! Hoy mismo acabo de
leer un artículo relacionado con el desastre ecológico del mar del Aral, y me he
decidido a escribir una entrada sobre este desastre. Para los que no conozcan
el caso, voy a explicar lo sucedido.
En los años 60, la URSS tenía planes
para convertir la zona de Uzbekistán en una de las principales zonas
productoras mundiales de algodón. Para ello, dado que aquella zona era
especialmente desértica, desvió el curso de los ríos Amu Daria y Sir
Daria hacia los campos de cultivos para que tuvieran el necesario aporte de
agua. El plan funcionó, pero tuvo desastrosas consecuencias, al reducir
drásticamente los caudales de los principales ríos de abastecimiento del mar
del Aral, éste comenzó lentamente a desecarse.
En aquella época, el mar del Aral era
muy rico, y los habitantes de las poblaciones costeras se beneficiaban de las
pesca en sus aguas, especialmente las ciudades de Aralsk en Kazajistán y Moynaq
en Uzbekistán. No obstante, en cuanto se iniciaron los transvases, los
habitantes de estas poblaciones pudieron ver cómo el mar empezaba a retroceder
y se llevaba consigo su forma de ganarse la vida. Comenzó a producirse el
panorama dantesco de barcos abandonados en medio de la arena, a gran distancia
de la costa. Muchos intentaron construir canales para conectar con la orilla y
de ese modo poder salvar sus barcos, pero el mar estaba condenado.
A medida que bajaba el nivel de las
aguas, éstas se hacían más saladas, haciendo cada vez más difícil existencia de
vida submarina. A comienzos del siglo XXI, el desgaste del mar ya era evidente.
Ya se había divido en dos superficies, el mar Aral del norte y el mar Aral del
sur. Y a su vez, posteriormente en mar Aral del sur se dividió en una mitad
oriental y otra occidental. La noticia que leí databa del 2014 y afirmaba que
la parte oriental ya se había secado por completo, mientras que la occidental
no era más que una pequeña franja de agua hipersalada en medio del desierto.
La desaparición del mar del Aral
trajo muchas más consecuencias negativas más allá del hundimiento de la
industria pesquera. En los campos de cultivo de algodón se usaban una gran
variedad de pesticidas y fertilizantes, que fueron arrastrados por los ríos y
depositados en el fondo el mar. Al desaparecer éste, toda esta masa
contaminante quedó expuesta al aire y al viento del desierto, que expandió
todos estos productos químicos entre las poblaciones cercanas. Notándose de
hecho un brusco aumento de casos de cáncer y enfermedades respiratorias en la población.
Uno de los grandes problemas que
tiene actualmente el mar del Aral es que se encuentra entre dos estados:
Kazajistán y Uzbekistán, con lo que la responsabilidad de solucionar este
problema ecológico recae en ambos. Y por otra parte, también son responsables
los países por los que fluyen los ríos de los que se alimenta el mar del Aral, Kirguizistán
y Tayikistán.
La falta de acuerdo entre estos
países condenó finalmente a este mar a la muerte. Ante esto, el gobierno kazajo
puso en marcha en 2005 un proyecto para salvar el mar Aral del norte, que entra
dentro de su territorio nacional. El plan consistía en construir una presa en
el estrecho que conectaba el mar Aral del norte con el del sur, la presa del
Kokaral. La mejoría de la situación fue clara y evidente al año siguiente. El
mar Aral del norte comenzaba a crecer, aunque eso sí, a costa de dejar morir a
su vecino del sur.
En particular, los habitantes de
Moynaq han protestado ante esta situación. Pues tenían la esperanza de algún
día volver a ver la orilla bañando su ciudad. Se quejan de que en Aralsk
volverán a tener costa, pero que en su ciudad ya nunca más.
Para hacernos una idea del impacto de
la presa Kokaral, antes de construirla la orilla se encontraba a 100 km de
Aralsk, ahora se encuentra a 25 km, y la fauna marina comienza a reaparecer en
el nuevo mar. Por el contrario, como ya he mencionado, la parte oriental del
mar Aral del sur ya ha desaparecido.
Parece que el Aral del norte se va a
salvar, cosa que es positiva, pero que se lo cuenten a los habitantes de
Moynaq, que aparentemente no volverán a ver la orilla. Todo esto gracias a la
irresponsabilidad de la URSS y la incapacidad de las repúblicas ex soviéticas
de encontrar una solución.
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