¡Saludos de nuevo! He decidido hacer un pequeño inciso en este apasionante tema de las guerras púnicas, para moverme hacia otro ámbito. En mi introducción, además de historia, les prometí filosofía, y lo prometido es deuda. Por lo que me dispongo a hablar de un tema muy controvertido, que incluso hoy en día genera mucho debate: la existencia de Dios.
¿Existe Dios? Respuesta corta: Sí. Respuesta larga: No, con un pero. Disculpen, pero tenía que hacer esta broma relacionada con Los Simpsons. Ahora en serio, vamos a introducirnos en la materia. El que crea que Dios pertenece a la religión, y no tiene nada que hacer en la filosofía se equivoca, pues religión y filosofía a menudo se encuentran. Pero, ¿cómo voy a avanzar en el conocimiento para deducir la existencia o la inexistencia de Dios? Mediante el razonamiento, y la lógica humana. La razón se basa en el principio de causa-efecto; es decir, tengo una causa que me lleva a un lógico e inevitable efecto. Dicho a modo más comprensible: suceso A, yo me emborracho y tomo el coche; suceso B, tengo un accidente. El suceso A sería la causa, y el suceso B el efecto. Pero del mismo modo, el suceso A puede ser el efecto de otra causa, por ejemplo, he bebido porque mi mujer me ha dejado (suceso C). Pero del mismo modo, el suceso C ha podido tener otra causa. Así, nos remontamos en una cadena de causa-efecto. Y puedo seguir la cadena causa-efecto hacia adelante, hacia las últimas consecuencias, o hacia atrás, hacia los primeros principios, si los hubiere. Ya que, podría ser que la cadena causa-efecto sea infinita, que los primeros principios no existieran. Sin embargo, ese tipo de conocimiento nunca sería alcanzable para el ser humano, por lo tanto, hagamos algo que entre dentro de nuestra razón.
A la hora de avanzar en un conocimiento concreto, yo hago un símil con una torre. Primero ponemos las primeras piedras, que son los primeros principios, indemostrables, simplemente los daremos por buenos, y a partir de esos principios, construimos mediante la razón, una torre del conocimiento que nos lleve a una verdad, que estará en la cima de la torre. ¿Pero qué ocurriría si, por ejemplo, uno de los principios que hemos usado, se haya demostrado falso? Esa piedra habría que quitarla, la torre se tambalearía hasta caer, y esa verdad ya no será verdad. ¡Construyamos pues, nuestra torre!
Si seguimos la cadena de causa-efecto, nos encontramos con la creación del universo, el Big Bang, etc. ¿Cuál es el origen del universo? Los creyentes afirman que lo creó Dios. ¿Y qué sentido tiene que Dios sea el creador? Filosóficamente hablando, Dios toma un papel importante como dador del Ser. ¿Qué es el Ser? El Ser es la existencia en sí misma, permite que las cosas sean. Porque de la nada, nada sale. Nos lo dice la Termodinámica, la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Está claro que donde no hay nada, no pueden salir protones, neutrones y electrones, formar átomos espontáneamente y dar lugar a la materia. Tiene que haber algo que le haya dado el ser. Como físicamente es imposible crear materia de la nada, la única manera de que haya una creación, es que exista una entidad que no sólo no física, sino que trascienda lo físico: Dios. Algo no sujeto a las leyes de la física, no sujeto a la termodinámica, al espacio, al tiempo, etc. Pues filosóficamente, tiene sentido que la materia no pueda crearse a sí misma, no puedo demostrarlo, pero resulta evidente. Ahora bien, he descrito a Dios como una entidad filosófica, no al Dios de los cristianos, ni de los judíos, ni de los musulmanes. Y existe mucha diferencia, ya que las religiones conciben a un Dios personal, a semejanza de los hombres, cosa que no tiene por qué ser así, a esos conocimientos no se llega por la razón, sino por la fe. Y, ¿qué es la fe? Podríamos definirla como creer sin pruebas, sin demostraciones. Es una necesidad humana: creer. Yo sí creo, y jamás voy a demostrar lo que creo porque es fe. Pero los que creemos, debemos hacer también un ejercicio de humildad, pues es posible que estemos equivocados, al no tener pruebas. Del mismo modo, afirmar que Dios no existe también es fe, fe en que Dios no existe. La postura más correcta es el agnosticismo, reconocer humildemente que no puedo llegar a ese conocimiento. Pues, aunque la existencia o no de Dios, pueda verse a través de argumentos abstractos y filosóficos como los que yo he hecho, jamás podrá demostrarse de modo científico y certero, ya que algo que no es físico, no puede tratarse mediante la física, cosa que muchos han venido haciendo los últimos años.
Ahora voy a seguir avanzando para intentar averiguar cómo es Dios, y ahí me encuentro con un bache tremendo. No puedo avanzar más, no puedo decir si Dios es bueno, o es malo, si le importamos, si es nuestro padre, etc. Todo eso es fe, no puedo continuar. De modo que voy a bajarme del coche de la razón, y me voy a subir al coche de la fe. Sí, soy consciente de que en este coche voy a ciegas, pues no puedo fundamentar mis opiniones, pero no tengo otro remedio. He terminado mi torre, y voy a continuar, sólo que esta vez construiré un castillo de naipes. Mi concepción de Dios, es algo distinta a la que ofrecen las religiones. Para mí Dios, aparte de ser el arquitecto del universo, es el autor de la moral, algo que considero es muy importante para el ser humano, la distinción entre el bien y el mal. Este hecho es algo que siempre ha sido objeto de debate. Lo ideal sería tener una referencia ABSOLUTA de lo que es bueno y lo que no; es decir, Dios, y no una referencia tan relativa como lo es el ser humano. De alguna manera, Dios es ese modelo de moral a seguir, que se expresa en nuestra conciencia, y nos impulsa a actuar en consecuencia. Pues sin esta referencia, el bien y el mal no existirían. De hecho, no existen como tal en la naturaleza. Por lo demás, prefiero no meterme en otros aspectos, como si Dios es padre, redentor, etc, y otras cosas que afirman las religiones, pues ya creo que nos estamos alejando de la filosofía.
Ahora voy a hacer un ejercicio de humildad. Supongamos que todo lo que he dicho para demostrar la existencia de Dios es una monumental barbaridad, y estoy tremendamente equivocado. La torre se ha caído, pues entonces, construiré otra para demostrar precisamente por qué Dios no existe, y desgranar las consecuencias que ello comportaría.
El papel de Dios como creador del universo es fundamental, tiene que haber un creador para la creación. A no ser que, la creación nunca haya sucedido. A mí me resulta inverosímil, pero es la única manera que tengo de explicar la existencia, sin meter a Dios. La materia es eterna, nunca fue creada, existió siempre, luego no pudo haber ningún creador. Si tomáramos la cadena causa-efecto, y la siguiéramos hacia atrás, jamás daríamos con los primeros principios, toda causa, sería efecto de una causa anterior, y así hasta el infinito. El Big Bang, no sería el momento de la creación, podría tratarse de un universo cíclico, donde la materia se expande, se contrae, sucede el Big Bang y se vuelve a expandir, según afirman algunos científicos. A pesar de que no hemos necesitado a Dios para desarrollar esta teoría, no sería imposible encajarlo ahí, ya que Dios, al no ser una entidad física, no tiene tiempo, y el hecho de un universo eterno sería compatible con su existencia.
Pero bueno, sigamos construyendo la torre en la que Dios no existe. ¿Qué implicaciones tendría? Como ya he dicho, Dios es una referencia de la moral de modo absoluto, sin ella no tengo más que multitudes de referencias, todas ellas relativas sobre la moral, en cada ser humano. ¿Qué me empuja a actuar bien? Nada, pues si Dios no existe, y el bien y el mal, como tal, no son reales en la naturaleza, no son más que inventos humanos, que yo no tengo por qué seguir. Una conclusión parecida a la que llegó el filósofo alemán Nietzsche. Hablaba él de la moral de los fuertes y la moral de los débiles. Éstos últimos usaban su moral (la del bien y el mal) para defenderse de los fuertes. “Si me haces daño, irás al infierno”. De ese modo, los débiles se defendían. Ahora que sé que esto, no tengo que hacer el bien o el mal, sino lo que más me convenga, teniendo en cuenta, eso sí, que hay leyes, y quebrantarlas puede ir en contra de mis intereses. Sí, se lo que están pensando, es una moral muy cruel, pero es así, es la conclusión a la que llego.
Soy consciente de que la mayoría de los ateos no actúan así, sino que siguen intentando hacer el bien, que es lo que se les ha inculcado de pequeños. Lo cual me satisface a mí, que compartan la moral del bien y del mal, aunque según lo que he dicho sea un poco contradictorio hacia lo que piensan.
En definitiva, ¿existe Dios? Dígamelo usted. Si antes de leer esto usted era creyente, probablemente lo siga siendo, y si será ateo, probablemente lo siga siendo también. Aun así, es interesante y enriquecedor plantearse estos temas. La pregunta “¿existe Dios?”, ha generado muchas discusiones, y nunca responderemos a esa pregunta de modo convincente para que lo creamos todos, del mismo modo que nos creemos que la Tierra gira alrededor del Sol. No obstante, no debemos dejar que esta pregunta sea motivo de odio y desprecio entre las personas.