Mario, durante su consulado, hizo una de las
reformas más importantes hechas en el ejército romano, su llamada reforma
militar. Supongo que ustedes ya recordarán como estaba organizado el ejército
romano de la época republicana, y si no léanse mi entrada de “Roma y Cartago”,
donde lo explico de manera muy clara.
Aunque tenía varios detalles menores, el principal
eje de la reforma era la transformación de una ejército ciudadano a un ejército
profesional. Antes, cuando había una guerra, varios ciudadanos era llamados a
la legión. Ellos acudían y prestaban servicio hasta el fin de la campaña,
cuando la legión era desmovilizada y los soldados volvían a sus hogares.
Ahora no, ahora habría legiones permanentes,
compuestas por soldados regulares que se enrolaban en el ejército y servían
durante unos años. Recibían una paga ordinaria, por lo que se consideraban
mercenarios. Después de cumplir el servicio, eran finalmente licenciados y
podían regresar a sus hogares. Se les otorgaba entonces una pensión y algunas tierras.
Otro punto importante, era el hecho de que cada
soldado ya no precisaba de pagar su armamento militar, como ocurría antes.
Ahora todo el equipo militar, (cascos, espadas, escudos, lanzas, etc) era
sufragado por el Estado, permitiendo que hasta los más pobres pudieran ser
legionarios. De ese modo, se eliminaba la distinción de clases que había entre
las distintas unidades del ejército romano. Además, así toda la legión tenía un
aspecto más homogéneo, al llevar todos el mismo equipo militar.
Un legionario debía portar un pesado equipo
militar. Para empezar, está la espada típica legionaria, la gladius hispaniensis, una espada corta,
para facilitar su uso en formación cerrada, tenía doble filo, y de punta
triangular. También tenemos el scutum,
un escudo de forma cuadrada ligeramente ovalada, que se curvaba por los lados
para proteger mejor al soldado. Después tenemos la armadura pectoral, que solía ser una cota
de malla (lorica hamata), o una cota
de escamas (lorica squamata). La famosa lorica segmentata, tan atribuida al
legionario romano, no se usaría hasta el siglo I d.C. Por otro lado, tenemos el
pilum, la pesada lanza romana, que
será lanzada antes de la batalla sobre las líneas enemigas y era capaz de
atravesar escudos. Por último tenemos el casco, que podría ser de hierro o de
bronce y que variará mucho según la época. Aparte de estos objetos militares,
tenemos otros de uso más cotidiano, como las sandalias militares o caliga, utensilios de construcción para
levantar los campamentos, y los propios enseres personales del legionario.
Entre todo, había que cargar con un peso de alrededor de 40 kg.
Como ustedes recordarán, la unidad básica del
ejército de la República era el manípulo. Pero ahora la unidad básica sería la
cohorte, compuesta por 480 hombres cada una. Una legión tenían un total de diez
cohortes, pero la primera cohorte era más numerosa, de unos 800 hombres. Así
tenemos que la legión tiene alrededor de 5.000 hombres. A este número, hay que
sumarle el personal no militar, con lo que tenemos 6.000 hombres en cada legión
aproximadamente.
Cada legión recibiría un número, y además tendrían
un signo distintivo, la famosa águila, que representaba al dios Júpiter. Su
pérdida en la batalla suponía la vergüenza de sus soldados, y era el indicativo de que la batalla había sido un desastre total.
Estas nuevas legiones formaron parte de la máquina
de asesinar más perfecta que se había inventado hasta entonces. Llevaron a cabo
grandes hazañas a lo largo y ancho de todo el Imperio, y cambiaron el rumbo de
la historia…
Buen articulo, me han gustado mucho las imágenes que has usado, para ver otro de punto de vista podéis verlo en http://criticahistorica.com/las-reformas-militares-de-mario/
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