Pertinax
sucedió a Cómodo en el trono imperial, pero fue asesinado dos meses después. El
próximo emperador sería Didio Juliano, que también acabaría muerto pocos meses
después por orden del Senado, y el sucesor sería Septimio Severo, gobernador de
Panonia. De este modo, comenzaba la dinastía de los Severos. Septimio destacó
por sus exitosas campañas en Oriente, murió en el año 211, siendo sucedido por
su hijo Caracalla, quien asesinó a su hermano Geta para poder ser así único emperador.
Este personaje dedicó sus primeros momentos de gobierno a cometer asesinatos en
masa contra los seguidores de su hermano. Padecía un gran desequilibrio
emocional que le hacía equipararse a Alejandro Magno. Esto le llevó a hacer
varias campañas exitosas contra los germanos, luego en las fronteras del
Danubio, donde se habían asentado los godos y los carpos, y por último contra
los partos, consiguiendo grandes conquistas. Cuando se dirigía a la ciudad de
Carras, fue asesinado, en el año 217, por orden de Macrino, quien se proclamó
emperador. Su reinado sólo duró un año, pues también se proclamó emperador
Heliogábalo, de la dinastía de los Severos, y en la lucha entre ambos, Macrino
fue derrotado y huyó, poco después fue capturado y ejecutado. Heligábalo era sacerdote
de Elah-Gabal, una divinidad oriental, lo que no estaba visto con buenos ojos
en Roma. Sus excesos y excentricidades religiosas y sexuales eran evidentes.
Incluso llegó a circuncidarse. Al final, todo esto produjo un enorme
descontento en el ejército, que le asesinó en el 222. Su sucesor fue su sobrino
Alejandro Severo. Este emperador llevó una política muy moderada y acorde con
los deseos y el pueblo de Roma. Tuvo que enfrentarse a un gran reto, en
Oriente, el Imperio Parto había sido sustituido por el Imperio Persa Sasánida. Este
nuevo imperio amenazaba las fronteras oriental, con lo que Alejandro tuvo que
ponerse en marcha. Los sasánidas habían atacado las provincias de Mesopotamia.
Alejandro no logró claras victorias, pero el desgaste obligó a los sasánidas a
retirarse. Después hizo alguna campaña contra los germanos, pero fue asesinado
en un motín de su ejército en el 235, de este modo se acababa definitivamente
la dinastía de los Severos.
Las
tropas proclamaron emperador a Maximino el Tracio. Desde ese momento, se
estableció en el Imperio Romano una crisis de gobierno. Ahora los sucesivos
emperadores no eran más que jefes militares nombrados por su ejército, y éstos
eran depuestos al libre albedrío de las tropas. Maximino se halló en guerra
civil con los Gordianos, pretendientes al trono. El emperador fue asesinado, y
Gordiano III asumió el mando del Imperio en el 238. Se enfrentó a una invasión
del rey Sapor I de Persia, que logró rechazar. Pero durante la campaña, en el
244, fue asesinado por Filipo el Árabe, quien se proclama emperador. Filipo
firma la paz con Sapor y regresa a Roma. Atacó a los pueblos godos y carpos
asentados en el Danubio, obteniendo grandes victorias. Sin embargo, distintos
pretendientes al trono surgían por todo el Imperio. Las luchas entre Filipo y
estos usurpadores, dieron la oportunidad a las tribus de godos, carpos y
vándalos a penetrar en las fronteras del Imperio. Logró expulsarlos exitosamente,
pero las tropas del Danubio, descontentas con él, proclamaron emperador a
Decio. Ambos, Filipo y Decio, se enfrentaron militarmente de Verona, y ganó el
segundo, muriendo Filipo, en el 249. Entonces lo godos volvieron a cruzar el
Danubio y Decio se enfrentó a ellos en la batalla de Abrito, en el 251, donde
tuvo una derrota aplastante y murió en la batalla. Las tropas proclamaron
próximo emperador a Treboniano Galo. El rey Sapor I volvió a invadir las
fronteras orientales, consiguiendo notables éxitos y conquistando la provincia
de Siria. Treboniano envió a Emiliano a combatir a los godos en el 253 y logró
expulsarlos, pero las tropas le nombraron emperador, y éste puso marcha a Roma
para reclamar su trono. Antes de que Trebonio y Emiliano se enfrentasen, el
primero fue asesinado. No obstante, el reinado de Emiliano sería corto, pues
las tropas del Rin nombraron emperador a Valeriano y marcharon a Roma. Emiliano
fue asesinado por sus propios soldados, y reconocieron al emperador Valeriano.
Este emperador se enfrentó a muchas incursiones, los godos cruzaron el Danubio
y llegaron hasta Tesalónica y Asia Menor, los carpos se asentaron en la Dacia y
los francos y alamanes cruzaron el Rin. El hijo de Valeriano, Galieno, logró
expulsar a los godos y asegurar la frontera del Danubio. Mientras, Valeriano
marchó a Oriente y logró recuperar Siria, pero fue capturado en el 260 por
Sapor y le hizo tragar oro fundido. Galieno sería su sucesor, logró derrotar a
los alamanes en Milán. Pero los francos penetraron hacia Hispania y llegaron a
Tarraco.
Ese
mismo año, dos territorios se escinden el Imperio Romano. Por una parte,
Hispania, Galia y Britania formaron el Imperio Galo, al mando del emperador
Póstumo, y Siria, Judea, Cilicia, Capadocia y Egipto, que formaron el Imperio
de Palmira, al mando de Odenato, quien derrotaría definitivamente a Sapor. Los godos
volvieron a cruzar el Danubio, y nuevamente Galieno tuvo que hacerles frente y
expulsarles. Al igual que muchos emperadores, Galieno fue asesinado en el 268. Uno
de los conspiradores, Claudio II, le sucedió. Realizó exitosas campañas contra
los godos y los alamanes, que mantuvieron seguras las fronteras danubianas,
mientras que el Imperio Galo defendía la frontera del Rin, y el Imperio de
Palmira hacía lo propio con los persas sasánidas. Claudio murió por la peste en
el 270, su hermano le sucedería pero sólo por unos meses.
Aureliano
ocuparía el trono imperial, debido al gran apoyo que tenía entre las tropas. Se
enfrentó a nuevas invasiones germánicas. Destacó por lograr un acuerdo de paz
con los godos, pero sobre todo por lograr reunificar el Imperio. Primero anexionó
Palmira, y después el Imperio Galo. De modo que Aureliano sería único
gobernante del Imperio Romano. Las constantes invasiones germánicas había
causado el terror en la población de Roma. Era evidente que hacían falta nuevas
defensas. Roma sólo contaba con las murallas servianas, construidas por el rey
etrusco Servio Tulio. Databan del siglo IV a.C., y evidentemente eran muy
viejas, estaban obsoletas, pues el crecimiento demográfico hace tiempo que
había rebasado el perímetro de la muralla. Por esto, Aureliano construyó un nuevo
cerco defensivo alrededor de Roma. Las murallas aurelianas tenían 8 m de
altura, y protegían un perímetro de 19 km de largo.
En
el 275 fue asesinado por la guardia pretoriana. El ejército permitió que el
Senado eligiera al sucesor, que fue Tácito. Sin embargo, murió mientras luchaba
contra los godos que habían invadido Asia Menor. Probo y Floriano, hermano de
Tácito, lucharon por el trono, alzándose finalmente Probo como emperador en el
276. Logró expulsar a germanos que habían cruzado el Rin y se habían asentado
en la Galia, y también luchó contra los vándalos en la frontera del Danubio. En
el 282 fue asesinado por sus soldados. Le sucedió Caro, quien condujo una
exitosa campaña contra los sasánidas, conquistando gran parte de Mesopotamia. Aunque
al año siguiente murió probablemente por causas naturales. Sus dos hijos Numeriano
y Carino fueron coemperadores. Pero Numeriano murió en el 284, y Carino en el
285, ambos asesinados.