domingo, 28 de junio de 2015

El desastre del mar del Aral

¡Saludos lectores! Hoy mismo acabo de leer un artículo relacionado con el desastre ecológico del mar del Aral, y me he decidido a escribir una entrada sobre este desastre. Para los que no conozcan el caso, voy a explicar lo sucedido.

En los años 60, la URSS tenía planes para convertir la zona de Uzbekistán en una de las principales zonas productoras mundiales de algodón. Para ello, dado que aquella zona era especialmente desértica, desvió el curso de los ríos  Amu Daria y Sir Daria hacia los campos de cultivos para que tuvieran el necesario aporte de agua. El plan funcionó, pero tuvo desastrosas consecuencias, al reducir drásticamente los caudales de los principales ríos de abastecimiento del mar del Aral, éste comenzó lentamente a desecarse.

En aquella época, el mar del Aral era muy rico, y los habitantes de las poblaciones costeras se beneficiaban de las pesca en sus aguas, especialmente las ciudades de Aralsk en Kazajistán y Moynaq en Uzbekistán. No obstante, en cuanto se iniciaron los transvases, los habitantes de estas poblaciones pudieron ver cómo el mar empezaba a retroceder y se llevaba consigo su forma de ganarse la vida. Comenzó a producirse el panorama dantesco de barcos abandonados en medio de la arena, a gran distancia de la costa. Muchos intentaron construir canales para conectar con la orilla y de ese modo poder salvar sus barcos, pero el mar estaba condenado.

A medida que bajaba el nivel de las aguas, éstas se hacían más saladas, haciendo cada vez más difícil existencia de vida submarina. A comienzos del siglo XXI, el desgaste del mar ya era evidente. Ya se había divido en dos superficies, el mar Aral del norte y el mar Aral del sur. Y a su vez, posteriormente en mar Aral del sur se dividió en una mitad oriental y otra occidental. La noticia que leí databa del 2014 y afirmaba que la parte oriental ya se había secado por completo, mientras que la occidental no era más que una pequeña franja de agua hipersalada en medio del desierto.



La desaparición del mar del Aral trajo muchas más consecuencias negativas más allá del hundimiento de la industria pesquera. En los campos de cultivo de algodón se usaban una gran variedad de pesticidas y fertilizantes, que fueron arrastrados por los ríos y depositados en el fondo el mar. Al desaparecer éste, toda esta masa contaminante quedó expuesta al aire y al viento del desierto, que expandió todos estos productos químicos entre las poblaciones cercanas. Notándose de hecho un brusco aumento de casos de cáncer y enfermedades respiratorias en la población.

Uno de los grandes problemas que tiene actualmente el mar del Aral es que se encuentra entre dos estados: Kazajistán y Uzbekistán, con lo que la responsabilidad de solucionar este problema ecológico recae en ambos. Y por otra parte, también son responsables los países por los que fluyen los ríos de los que se alimenta el mar del Aral, Kirguizistán y Tayikistán

La falta de acuerdo entre estos países condenó finalmente a este mar a la muerte. Ante esto, el gobierno kazajo puso en marcha en 2005 un proyecto para salvar el mar Aral del norte, que entra dentro de su territorio nacional. El plan consistía en construir una presa en el estrecho que conectaba el mar Aral del norte con el del sur, la presa del Kokaral. La mejoría de la situación fue clara y evidente al año siguiente. El mar Aral del norte comenzaba a crecer, aunque eso sí, a costa de dejar morir a su vecino del sur.


En particular, los habitantes de Moynaq han protestado ante esta situación. Pues tenían la esperanza de algún día volver a ver la orilla bañando su ciudad. Se quejan de que en Aralsk volverán a tener costa, pero que en su ciudad ya nunca más.



Para hacernos una idea del impacto de la presa Kokaral, antes de construirla la orilla se encontraba a 100 km de Aralsk, ahora se encuentra a 25 km, y la fauna marina comienza a reaparecer en el nuevo mar. Por el contrario, como ya he mencionado, la parte oriental del mar Aral del sur ya ha desaparecido.


Parece que el Aral del norte se va a salvar, cosa que es positiva, pero que se lo cuenten a los habitantes de Moynaq, que aparentemente no volverán a ver la orilla. Todo esto gracias a la irresponsabilidad de la URSS y la incapacidad de las repúblicas ex soviéticas de encontrar una solución.