domingo, 14 de abril de 2013

El final de la guerra

Al año siguiente, 51 a.C., los carnutes se pusieron en pie de guerra. César, sin perder tiempo, tomó dos legiones y se fue a su terrototrio. La celeridad de su llegada les asustó, y huyeron sin presentar combate.


Los belóvacos también se preparaban para la guerra. Arrastraron a muchos vecinos suyos, como los atrebates, a reunir un gran ejército en un solo punto. Estaban liderados por el belóvaco Córreo. César cogió cuatro legiones y se dirigió allí. Establece el campamento cerca del enemigo, pero no puede atacarlos debido a que había una ciénaga que le impedía cruzar. Durante los siguientes días, sólo se sucedían pequeños combates. Al final, César decidió llamar a refuerzos, y cuando los belóvacos se enteraron de que estos llegaban, levantaron el campamento y huyeron precipitadamente. Se establecieron en otro lugar, muy bien protegido, desde donde lanzaban emboscadas a las legiones. César supo gracias a un galo capturado, dónde se haría la próxima emboscada. Así que llevó allí un pequeño contingente y dejó que fueran atacados. Después salió él con todas las fuerzas y les sorprendió. Se luchó largo tiempo, hasta que los romanos se fueron imponiendo. Los enemigos emprendieron la huida, pero muchos cayeron ante la persecución de la caballería. Entre los muertos estaba el propio Córreo. Tras estos acontecimientos, los belóvacos no tenían intención de continuar la guerra y se rindieron.

Una vez cumplido esto, César repartió las legiones entre sus generales por toda la Galia para asegurarse la lealtad de todos sus pueblos. En concreto, el general Rébilo es mandado a la plaza de Lemono, en territorio de los pictones, que estaba siendo asediada por los Dumnaco, líder de los andes. Nada más llegar, Rébilo establece su campamento cerca de Lemono, y es atacado allí por Dumnaco, aunque no logra su objetivo, y se ve obligado a retomar el asedio de Lemono. Entonces, Fabio llegó desde el norte en ayuda de Rébilo, por lo que Dumnaco se vio obligado a abandonar el sitio y escapar. Aunque no fue muy lejos, ya que Fabio le atacó, y la gran mayoría del ejército de andes es exterminada. Dumnaco a duras penas consigue huir.

También, llega a oídos de Rébilo, que el senón Drapes, y el carduco Lucterio (éste último había sido uno de los líderes de los refuerzos galos a Alesia el año pasado) habían reclutado un ejército y se disponían a saquear la Provincia. Ante esta situación, Rébilo se dirige directamente hacia ellos. Drapes y Lucterio abandonan su propósito y se refugian en la plaza de Uxeloduno, en territorio carduco.

Cuando Rébilo llegó a Uxeloduno, decidió ponerla en asedio. Mandó construir una fortificación alrededor de la ciudad, similar a la de Alesia. Drapes y Lucterio, al ver esto, decidieron dejar en la ciudad una parte de sus tropas, y con el resto salir en busca de grano para resistir un asedio. Tras estar días recolectando, regresaron y establecieron un campamento cerca de la ciudad. Enviarían el grano que tenían a la ciudad poco a poco. Lucterio comandaba el primer grupo que se dirigía a la ciudad a llevar el grano, cuando fueron atacados de improviso. Lucterio logró escapar, pero en vez de volver al campamento, huyó de aquel sitio. Ahora Drapes estaba solo y sin apenas posibilidad de enviar grano a la ciudad. Rébilo aprovechó la ocasión para atacar el campamento de Drapes, con bastante éxito, el propio Drapes fue hecho prisionero.


Más tarde, a Rébilo se le unen Fabio, y posteriormente el propio César, que quería acabar con esta guerra de una vez por todas. La estrategia que usó César fue cortar a los sitiados el acceso al agua, por lo cual en poco tiempo no tuvieron otro remedio que rendirse.

Ahora sí que se podía decir que estaba toda la Galia pacificada y sometida, ya se había convertido en la nueva provincia de Roma. Habían sido ocho años, ocho años de intensas luchas, fatigas, hambre, muerte, desesperación… Pero al fin, César logró su objetivo, someter un territorio tan hostil, extenso e indómito como la Galia, probablemente, la acción que más renombre le proporcionaría.

Y hasta aquí todo lo que quería contarles sobre la guerra de las Galias, les dejo aquí un enlace de Youtube de un vídeo donde he resumido estos ocho años de campaña. También aprovecho para decirles que debido a mis obligaciones académicas, no podré continuar con Los últimos cien años de la República por lo menos hasta Junio. Así que hasta entonces, me despido de ustedes. Gracias por su atención. ¡Hasta pronto!


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