miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los últimos cien años de la República

¡Saludos, estimado lector! Ha pasado ya casi un mes desde mi última entrada, y pienso que tengo este blog un poco abandonado. He creído conveniente retomar esta Historia donde la dejé. Hace un mes, ya adelantaba que iba a tratar los últimos cien años de la República, y así va a ser, éste será el nuevo bloque, que además tendrá dentro un subbloque referente a la guerra de las galias.  

¿Cien años? Bueno no, como recordarán, esta historia la dejamos con la caída de Cartago, en el año 146 a.C. El año en que finaliza definitivamente la República fue el 27 a.C., cuando el sucesor de Julio César, Octaviano, es nombrado “Augusto” y primer emperador de Roma. En total 119 años de intenso conflicto político, social y bélico. Uno de los períodos romanos más emocionantes. Los he redondeado en 100 para que quede más estético, si usted me permite.

Ahora, ¿qué es un imperio? Esa palabra viene del latín imperium, que se puede traducir como “poder”. Era una facultad que otorgaba el Senado para ejercer dominio sobre Roma o sobre alguna provincia. El domino en Roma era ostentado por los cónsules, y en las provincias por los pretores y procónsules. Aunque era posible dotar a una persona de imperium sin ostentar ningún cargo político. Fue el caso de Escipión Africano, que cuando partió a Hispania, era demasiado joven para optar a un cargo político, por lo que sólo recibió el imperium sobre Hispania, para llevar a cabo sus campañas. La persona que ostentaba el imperium, se llamaba imperator. Éste término cambiaría de significado con el ascenso de Augusto, pues se convertía en imperator vitalicio, y de ahí surge el término “emperador”, que cambiaría su significado para designar a la nueva monarquía de Roma, y el territorio dominado por esa monarquía sería el imperio.

Luego tenemos un significado de imperio, como “Organización política del Estado regido por un emperador.”, tal y como afirma la RAE. Con lo cual Roma no fue imperio hasta el 27 a.C. No obstante, habrá notado usted que en anteriores entradas me he referido al Estado de Roma, en la época republicana, como Imperio. Los motivos son claros, no sólo poseemos esa acepción de la RAE, en otra distinta afirma que es “Potencia de alguna importancia, aunque su jefe no se titule emperador.” En este caso sí que encaja, pues también podemos considerar como imperio una nación republicana que se extienda sobre otras militarmente y sea una potencia. Es en este sentido que he considerado a Roma como un Imperio (o al menos un Imperio en etapas iniciales), desde la segunda guerra púnica.

Dicho todo esto, no tengo más que adelantarles, sólo les animaría a leer las próximas entradas, que prometo que serán interesantes. No voy a hacerlo como en el anterior bloque, es decir, prácticamente una entrada por día. Mis actividades académicas me impiden disponer de demasiado tiempo o ganas, por lo que publicaré entradas con días e incluso semanas de diferencia, dependiendo de mis circunstancias.

La siguiente entrada estará en unos días, una semana como mucho, tenga paciencia y no deje de leerme, ¡hasta muy pronto!




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