sábado, 27 de julio de 2013

Los Antoninos, el máximo esplendor de Roma

El próximo emperador sería Nerva, que fundaría la dinastía de los Antoninos, bajo la cual, el Imperio Romano alcanzaría su máximo esplendor. Lo malo de todo es que cuando se llega a tener el máximo esplendor, sólo hay un camino posible, hacia abajo.

Se cree que Nerva pudo tener algo que ver con el complot que acabó con la vida de Domiciano. Sea como fuere, Nerva quiso romper absolutamente con la política de su anterior predecesor, deshaciendo todas sus anteriores decisiones en el gobierno de Roma. Nerva murió dos años más tarde, de muerte natural.

Nombró a un sucesor que no era de su familia, algo que era muy inusual, para lo cual, tuvo que adoptarlo como hijo. Su nombre era Trajano, que era de origen hispano, y por tanto el primer emperador no italiano. Realizó varias reformas urbanísticas en Roma, y rechazó ser adorado como un dios. Pero una de sus hazañas más famosas fue la conquista de Dacia. A lo largo de dos guerras, logró someter este hostil territorio, hacia el año 106. También inició una invasión del Imperio Parto, hasta anexionar Mesopotamia como provincia. Bajo su reinado, Roma alcanzó su máxima extensión. Murió en el año 117, y al igual que su predecesor, adoptó como hijo a Adriano, para poder legarle el Imperio.


Adriano, al llegar al poder, devolvió la conquista de Mesopotamia, y realizó en Britania una de las empresas más famosas del mundo Antiguo, la construcción del muro de Adriano. A pesar de que Britania se encontraba sometida, el norte aún permanecía indómito, y realizaba ataques constante sobre la provincia. Esto obligó a Adriano a construir un muro de 130 km de largo, que llega desde la costa este de la isla a la costa oeste, y dividía la isla en dos partes. A parte de esto, Adriano también se enfrentó a tareas de pacificación en la provincia de Judea. Murió en el 138, dejando el gobierno en manos de su hijo adoptivo, Antonino Pío.


Antonino era un hombre muy religioso, y una de sus acciones fue intentar recuperar la religión tradicional, pues ésta estaba demasiado “orientalizada”. También expandió las fronteras de Britania hacia el norte, edificando un nuevo muro, conocido como el muro de Antonino, para protegerlos de las tribus salvajes del norte. No obstante, los trabajos de construcción se pararon con la muerte de Antonino en el año 161.

El siguiente emperador fue Marco Aurelio, yerno de Antonino y muy famoso por la película Gladiator. Durante la transición al gobierno de Marco Aurelio, los partos aprovecharon para invadir Armenia y Siria. El emperador envió a su hermano Lucio Vero y logró expulsarles, obligándoles a firmar la paz. Por otro lado, varias tribus germanas habían cruzado el Danubio, atacando la ciudad de Aquilea, que se situaba a las puertas de Italia, y las tierras de Grecia e Iliria. Marco Aurelio inició una serie de campañas que permitieron expulsar a los invasores más allá del Danubio, e incluso cruzarlo para establecer alguna provincia al otro lado, pero cuando estaba a punto de culminar su tarea, murió a causa de la viruela, en el 180.



Le sucedió su hijo Cómodo, que con la intención de llegar a Roma cuanto antes, pactó una paz poco ventajosa con los germanos, y regresó sin haber terminado la conquista de su padre. Tenía un carácter tiránico y despótico, tal y como refleja en la película Gladiator, donde también se recoge el complot que su hermana realizó contra él, que fue debidamente frustrado. Aunque la verdad es que Cómodo no murió a manos de Máximo Décimo Meridio en la arena del Coliseo, sino que, al igual que otros emperadores, fue víctima de un complot, en el año 192. De esta manera, termina definitivamente la dinastía de los Antoninos. 

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