Y
aquí concluye mi relato sobre las guerras púnicas, a mediados del siglo II a.C.
Éstas tuvieron un gran impacto sobre el Mediterráneo, supusieron la semilla del
gran Imperio Romano. Cientos de miles de personas, la mayoría de ellas del
bando romano, murieron en la guerra, porque Roma no aceptaba la derrota, iba a
luchar hasta el final. Cartago, en ese sentido, era muy distinta a Roma. No le
interesaba tanto la gloria militar, sino enriquecerse. Y si continuar una guerra
iba a suponer pobreza y muerte para sus ciudadanos, era mejor pararla. Por eso
decidió rendirse y firmar la paz de 241 a.C. y de 201 a.C.
De
hecho, Aníbal no tenía en mente aniquilar totalmente a Roma, sino que se
rindiera, como lo había hecho Cartago al término de la primera guerra púnica. Pero
Aníbal no conocía bien el espíritu romano. Esperaba ingenuamente una rendición
tras la batalla de Cannas. Los romanos sólo concebían una victoria absoluta o
una derrota total. Para vencer a Roma, había que conquistar sus muros y reducir
la ciudad a cenizas, no había otra manera.
¿Qué
pasaría si Aníbal hubiese decidido marchar sobre Roma? Obviando el hecho de la
carencia de material de asedio necesario, tomar Roma era complicado. Estaba defendida
por una muralla levantada por el rey Servio Tulio, y detrás esperaban las dos
legiones urbanas. Además, los ciudadanos no habrían quedado impasibles ante
esta situación. Habrían tomado un arma para detener a Aníbal en las murallas, y
luchar con honor hasta la muerte por la República.
El
caso es que, ¿y si Aníbal lo hubiera conseguido, y la joven República de Roma
hubiera sido aniquilada? Muchos especulan que habríamos tenido algo similar al
Imperio Romano, pero con la capital en Cartago, el Imperio Púnico o algo así. Nuestra
cultura derivaría de Cartago, nuestra lengua vendría del fenicio. Pero hemos de
recordar que los cartagineses no tenían tanto ímpetu militar como los romanos. No
me imagino un Imperio Púnico. ¿Y habrían podido ellos derrotar a Antíoco III y a su
formidable ejército oriental y helénico? Tal vez no. Tal vez Antíoco hubiera derrotado a Filipo V, haciéndose con Macedonia y Grecia. Y avanzando
hacia el oeste, hacia Italia, donde habrían de combatir contra Cartago y sus
aliados italianos. Tal vez Antíoco hubiera conquistado Italia, luego
Hispania, y puede que incluso hubiera terminado con Cartago. Entonces tendríamos
un poderoso Imperio Seléucida, que nos dejaría como legado una cultura helenística,
el idioma griego y tantas otras cosas.
Aunque
esto no es más que Historia-ficción, jamás sabremos lo que hubiera pasado, sólo
podemos hacer vagas elucubraciones. Sea como fuere, las cosas sucedieron como
sucedieron, Roma venció a Cartago completamente.
Ya
conocerán mi insistencia en que antes de las guerras, Roma no era más que una
ciudad-estado con los dominios de Italia, y que después era un imperio en
potencia. Y esto lo provocó Aníbal, lo que hizo tiene mucha importancia. Inculcó
el miedo en los romanos, el miedo a la derrota, a ser aniquilados. Este miedo
cambió el espíritu romano. Les hizo fuertes para afrontar a cuantos enemigos
tuvieran. Atacaban fronteras ajenas para sentirse seguros y libres de enemigos,
el miedo les hizo implacables. Aníbal fue a Italia con la intención de doblegar
a Roma, y lo que consiguió fue convertirla en unos de los mayores imperios que
haya habido sobre la faz de la Tierra. Fue Aníbal el gran impulsor del Imperio
Romano, por paradójico que pueda parecer, y es que la Historia está llena de
cosas así. Aníbal hizo mucho daño a Roma, y a la vez le hizo mucho bien. Él, al
igual que muchos otros personajes, cambió el curso de la Historia.
Y
esto es todo lo que puedo decirles acerca de este tema. No obstante, todo esto
no es más que la punta del iceberg, hay muchos más datos que los que he
proporcionado. No se limiten a Wikipedia, busquen libros. Yo debo mis
conocimientos de las guerras púnicas a libros como “La caída de Cartago” de
Adrian Goldsworthy, “Ab urbe condita” (libros XXI-XXX) de Tito Livio, “Escipión
y Aníbal” de Giovanni Brizzi, “Una de romanos” de Carlos Goñi, y la gran
trilogía de Santiago Posteguillo “Africanus, el hijo del cónsul”. Pero hay
muchísimos más autores, como Theodor Mommsen, Apiano o Polibio.
Dejen
que ellos les lleven a la piel de diversos personajes, Escipión, Aníbal, Fabio
Máximo, Marcelo, Asdrúbal, Régulo, Amílcar, Lelio, Masinissa, Catón, etc. Y les
hagan sentir la Historia de estos personajes, al igual que me la hicieron
sentir a mí. Una Historia oscura y a la vez luminosa, llena de sangre,
traiciones, pero también de honor y valentía. Atrévanse a meterse en este apasionante
mundo de hace más de 2.000 años, que se halla extinguido y los libros son el
único vestigio que tenemos de él.
Aquí
me despido temporalmente de ustedes. Desde la destrucción de Cartago, ya quedan
sólo poco más de 100 años de vida de la República, antes de que Octavio Augusto
se corone primer emperador de Roma. Me gustaría contar la Historia de esos
últimos 100 años, Graco, Mario, Sila, Pompeyo, Julio César, Catón, Marco
Antonio, y finalmente Octavio Augusto. Veré si puedo hacerlo, ya que en
Septiembre retomo mis actividades académicas y es muy posible que carezca de tiempo.
Pero prometo que tarde o temprano volveré y les haré conocer la Historia de los
últimos años de la República.
P.D.: Dejo aquí un vídeo hecho por mí, donde resumo la segunda guerra púnica.
P.D.: Dejo aquí un vídeo hecho por mí, donde resumo la segunda guerra púnica.