martes, 14 de agosto de 2012

Escipión en África

Escipión era el hombre más popular de Roma, gracias a sus épicas victorias en Hispania. Todo este prestigio le permitió acceder al consulado en el año 205 a.C. Pero no iba a detenerse ahí, todavía le quedaba algo por hacer, debía derrotar a Aníbal. Sin embargo, eso no iba a ocurrir en suelo italiano, sino en suelo africano, debía llevar la guerra a África.

Aquello era sin duda una locura sin precedentes, nadie pensaba que fuera a conseguirlo. Si no, está el ejemplo de Régulo, que fracasó estrepitosamente en su intento de invadir África. Aun así, Escipión estaba empecinado en ir a África y logró que el Senado le permitiera reclutar voluntarios en Italia y llevarlos a Sicilia, donde podría tomar el mando de las legiones de Cannas, que aún se encontraban allí desterradas.


De esa manera, en Italia logró reclutar unos 7.000 voluntarios, y los llevó inmediatamente a Sicilia, donde unió sus tropas a las legiones allí acampadas. Durante todo aquel año, Escipión se dedicó a entrenar a su ejército para la dura tarea que iba a suponer invadir África.

Para Roma, nuevas amenazas aparecían por el frente. Magón, había reclutado un ejército de baleares y había desembarcado en Liguria. Con esto, volvía la posibilidad de que marchara al sur a unirse con Aníbal. No había tiempo que perder, había que llevar cuanto antes la guerra a África. Aunque no todo eran malas noticias, aquel mismo año, se firmó la paz con Filipo V, dando por concluida la primera guerra macedónica.

Al año siguiente, Escipión preparó sus tropas y partió desde Lilibeo. Sin encontrar resistencia alguna de la armada púnica, llegaron a divisar la costa de África. Desembarcaron al norte de Cartago, y Escipión nada más llegar, puso sitio a la ciudad de Útica.

Al este de los dominios cartagineses, se encontraba la tierra de Numidia, que sería una pieza clave en el final de la guerra. El país estaba disputado entre Sífax, que gobernaba la parte occidental, y Gaia, que gobernaba la parte oriental. Sífax era aliado de Roma y enemigo de Cartago, mientras que Gaia era aliado de Cartago, y de hecho, su hijo Masinissa combatía en Hispania contra los romanos. Cuando los cartagineses fueron derrotados en Hispania, Masinissa se pactó con los romanos. Su padre Gaia murió, y su reino fue atacado por las tropas de Sífax, desplazándole hacia el este.


Sífax se había casado con Sofonisba, la hija de Giscón, y ella, con sus encantos de mujer, logró Sífax fuera cambiando de opinión respecto a los romanos. Cuando Escipión desembarcó, Sífax le declaró formalmente la guerra, y Masinissa acudió a donde Escipión, para reafirmar su compromiso con él, y luchar en su ejército.

El asedio de Útica no estaba resultando salir bien para Escipión, y para colmo, Sífax y Giscón avanzaban hacia él con sus tropas. Escipión tuvo que retirarse de Útica y se refugió en una península que había fortificado.

Sífax y Giscón le habían rodeado. Ya no había escapatoria. Y le triplicaban en número, era imposible vencer. Entonces se le ocurrió a Escipión que la única manera de vencerles era asaltar por sorpresa sus campamentos de noche. Así se hizo, Sífax y Giscón fueron cogidos por sorpresa, y para cuando quisieron darse cuenta su ejército ya estaba siendo masacrado. A duras penas pudieron huir ambos.

Un año después, 203 a.C., Escipión volvió a vérselas con Giscón y Sífax en la batalla de batalla de las Grandes Llanuras. Escipión poseía un gran contingente de caballería romana y númida comandados respectivamente por Lelio y Masinissa. En el bando opuesto, Giscón y Sífax pusieron en el centro a mercenarios iberos, y en los flancos a guerreros cartagineses y númidas.

Allí, la caballería de Lelio y Masinissa arrolló por completo a los guerreros cartagineses y númidas. Sólo los mercenarios iberos, situados en el centro, pudieron resistir con valentía a las legiones. Al ver esto, Escipión mandó a los triarii de la retaguardia rodear a los iberos y atacarles por la espalda. Así finalmente fueron aniquilados. Sífax huyó hacia Numidia, fue perseguido y capturado por Lelio y Masinissa.  Tras esto, Masinissa fue proclamado rey de toda Numidia.

Esta victoria, había demostrado la incapacidad cartaginesa de defender su propio territorio, y que Escipión se había convertido en un nuevo Aníbal para Cartago. Las nuevas que llegaban a Roma no podían ser mejores. Cartago estaba sumida en el pánico, parecido a Roma después de Cannas. Al consejo de la ciudad no le quedó alternativa, tuvieron que hacer volver a Aníbal de Italia, para que defendiera su patria. 

En Roma, ese mismo año estaban de luto. El veterano senador Quinto Fabio Máximo, que combatió en la primera guerra púnica, cuando era muy joven, y que en la segunda guerra sería una pieza clave, murió por causas naturales a la edad de 77 años. Era un hombre de Estado. Durante toda su vida y hasta sus últimos días, Fabio Máximo había servido con honor y lealtad, desde el Senado o desde el campo de batalla, a la República de Roma. Consiguió salvar a la ciudad de las crisis que siguieron a las derrotas de Trasimeno y Cannas, por ello, la República y toda Roma estarían siempre en deuda con él. Por desgracia, nunca vivió para ver la victoria de Roma. 

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